"The house of art has many windows."
Dwayne Johnson durante el clímax de la película. Mayo del año 2006. El festival de Cannes espera con ansias lo nuevo de Richard Kelly. Tras cinco años de parón (En 2005 firma el guión de Domino para Tony Scott), la crítica acecha su nueva cinta relamiéndose con su lengua bifida: ¿Estamos ante la confirmación de un nuevo idolo del Hollywood alternativo o estamos, por el contrario, ante su asesinato artistico? Con su anterior cinta, Kelly sorprendió al mundo con un siniestro experimento en clave de terror surrealista que ensanchaba el limbo de la crisis del capital tras los atentados del 11-S. El éxito cuajó de forma sorprendente en un mundo todavía demasiado ansioso para comenzar a comprender los nuevos traumas que lo empujaron de golpe al nuevo orden secular. La película sirvió para muchos como un vehículo que concretaba estas ansiedades, y quizás fuese esto lo que la engarzó con un culto tan ferviente como instantáneo. Tras este bombazo, Universal Pictures le dio a Kelly u...